El presidente del Principado, Adrián Barbón, ha confirmado este viernes que no asistirá el próximo 8 de septiembre a la tradicional misa de Covadonga con motivo del Día de Asturias, celebración a la que siempre había acudido desde que tomó posesión del cargo hace cinco años.
"No quiero que mi presencia sea la excusa perfecta para generar crispación y tensión, algo que no va conmigo", ha señalado en respuesta a las preguntas de los periodistas en la rueda de prensa que ha ofrecido tras la reunión del Consejo de Gobierno celebrado en Bimenes.
Con esta decisión, que Barbón ha asegurado que lleva meditando desde la celebración del pasado año, se rompe una tradición instaurada por el primer presidente autonómico, Rafael Fernández.
Barbón ha señalado que nadie duda de sus convicciones y creencias, ni que todo el mundo sabe que para él Covadonga es un espacio esencial, "sagrado para todo, no solo desde el punto de vista de la fe, sino también de la identificación, de ser asturiano", pero que no está "conforme ni a gusto con lo que está pasando en los últimos años en un día tan importante para Asturias".
Según el presidente asturiano, aunque sus intervenciones "nunca generan polémica" y con ellas se sienten identificados "la inmensa mayoría de los asturianos", no pasa lo mismo con otras con las que "siempre hay polémica", en referencia a las homilías del arzobispo, Jesús Sanz, al que no ha llegado a nombrar y a quien hoy mismo le han informado de su decisión.
La polémica con Lastra
Barbón no se había pronunciado hasta ahora sobre si acudiría o no la misa en el Real Sitio tras la polémica suscitada hace casi un mes entre el arzobispo de Oviedo y la nueva delegada del Gobierno en Asturias, Adriana Lastra, que puso en duda la conveniencia de acudir a esa celebración.
En concreto, Lastra había señalado que no iría donde sepa que se va a "insultar a la mayoría de los asturianos y españoles", a la vez que expresó su rechazo a que el prelado emplease un discurso "profundamente despectivo, de confrontación, profundamente político y ultraderechista", a lo que el arzobispo respondió diciendo que las lecciones las da "quien puede" y "no quien quiere", y subrayando que no se va a encoger.
Hoy, la delegada del Gobierno ha evitado aclarar aún si acudirá a la homilía en la basílica de Covadonga, sí que ha señalado a los periodistas que ya tiene idea clara de cuál va a ser mi decisión".
"Creo que ustedes también", ha dicho a los periodistas en unas declaraciones efectuadas tras un encuentro con el secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán.
No generar polémicas
Barbón ha incidido en que no quiere contribuir con su presencia a que haya más polémicas y que por eso, tras meditarlo mucho tiempo, ha decidido que no irá a la misa del Día de Asturias, aunque no ha aclarado si lo hará algún representante del Gobierno autonómico.
"Si el problema soy yo, no voy, me sacrifico. Creo que lo mejor es que haga este gesto", ha señalado tras recordar que lleva asistiendo a esa misa desde que es presidente y que desde entonces ha observado cómo la crispación ha ido creciendo año tras año en un día en el que no debe haber confrontación, sino que "todos los asturianos se sientan cómodos".
Por último, ha afirmado que aunque su decisión pueda sorprender a alguna gente, si su gesto sirve para bajar la crispación, le sirve porque quiere que ese día "se hable de la Santina, no del presidente".
A esa misa tampoco acudirá Juan Cofiño, presidente de la junta general del principado. Quien sí ha anunciado su presencia es álvaro queipo, presidente del Partido Popular.
Pese no acudir a la misa del día 8, Adrián Barbón ha asegurado que seguirá yendo a Covadonga al considerarlo un espacio sagrado desde el punto de vista de la fe y de la asturianía.
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