El Ayuntamiento no dará más licencias a las poblaciones urbanas que tengan más de cinco viviendas de uso turístico por cada 100 hogares. Las más tensionadas son Posada y Po con más de nueve alojamientos turísticos, pero también están afectadas San Roque, Barru, Llanes, Celoriu y Nueva.
En la zona rural, tampoco darán más licencias a las aldeas de El Cereceu, Picones, La Herrería y Rabiaos, ya que tienen más del 25 porciento de viviendas destinadas al uso vacacional.
En la actualidad, Llanes cuenta con más de 5.600 plazas de uso turístico entre pisos y casas, según el estudio de la Universidad de Oviedo.
Se calcula que a finales del año pasado había en Asturias casi 5.700 viviendas vacacionales o de uso turísticos. Su crecimiento ha ido en aumento en los últimos años.
Entre 2010 y 2019 se dieron de alta una media de 250 viviendas de uso turístico al año. A partir de 2020, esa cifra se disparó y de media se abrieron seiscientos alojamientos de este tipo al año.
Para poner orden y freno a este ascenso, el Principado ha modificado la Ley de Turismo. La reforma, que aún se está tramitando, recoge que las comunidades de vecinos pueden vetar la apertura de un piso turístico bien estableciéndolo en sus estatutos o por acuerdo de la mayoría.
Esta misma semana, el Tribunal Supremo ha sentenciado que las comunidades pueden prohibir la apertura de estos alojamientos por mayoría de tres quintos.
Además, en la regulación del Principado exige que los pisos se alquilen íntegramente, nunca por habitaciones, que sean accesibles, que no sean de protección y que estén debidamente inscritos e identificados.
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