Fue el exasesor fiscal del Montepío el encargado de contactar con la sucursal del BBVA para que Villa y Postigo pudiesen regularizar el dinero.
Un comercial de la entidad explicó en su declaración ante la jueza que fue José Manuel Fernández quien se puso en contacto con el banco, diciendo que tenía un cliente que quería abrir una cuenta y acogerse a la amnistía.
El comercial explicó que por orden de entidades superiores del banco acudió al despacho de Fernández, que en un principio se presentó como abogado de Villa, para realizar una primera visita.
El trabajador explicó que en esa reunión no se le comunicó el nombre de su futuro cliente, sólo se les dijo que era una persona conocida, pero que no le extrañó, ya que hay ciertos usuarios que piden privacidad cuando realizan operaciones elevadas. Fue después cuando le dijeron que habría un segundo cliente, Postigo, que también iba a acogerse a la amnistía.
Una vez abiertas las cuentas, fue cuando les conoció en una reunión en el despacho del asesor, donde acudieron a firmar los ingresos. No lo hicieron en el banco. En esa reunión también estaba la mujer de Villa.
Otro trabajador del banco, el cajero que regularizó el dinero, explicó en su declaración que fue el exasesor fiscal quien se lo llevó en un trolley y le iba dando los paquetes de billetes. Para contar el dinero con tranquilidad, se había habilitado un despacho.
Según relató el hombre, ya jubilado, el comercial le avisó ya el día antes de la operación. Algo que a su juicio implica que el director de la entidad tenía que estar también al corriente, ya que era una operación importante.
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