Cientos de salmones completan su ciclo vital en los ríos asturianos

El paso por Caño se convierte en un reto y en un espectáculo

La proximidad del invierno marca el arranque de la freza pero, para llegar a las cabeceras de los grandes ríos asturianos, deben superar antes muchos obstáculos. 

Cada otoño, los salmones ponen a prueba su fuerza en la escala de Caño. Esta presa del río Sella es el último y más difícil escollo en el peculiar peregrinaje de estos animales desde el mar hasta las zonas de freza.

La salmonera de Caño es una escala con ocho saltos, con alturas que oscilan entre los 30 centímetros y los dos metros. Verlos saltar es un espectáculo natural que este año se produjo, debido a la sequía, de forma muy irregular.
 
Una vez superado este trance, los salmones seguirán remontando algunos kilómetros de río hasta encontrar un lugar cercano al de su nacimiento, una zona de freza donde los huevos estén protegidos hasta que eclosionen cuando llegue la primavera. Uno de los ciclos más complejos y peculiares de todo el reino animal.