Una decena de operarios trabajan a 'contrarreloj' para apuntalar las fachadas del edificio incendiado. Existe riesgo de derrumbe y todas las precauciones son pocas para mantener las dos paredes en pie.
Con unos dados de hormigón se sujeta una estructura metálica que irá creciendo estos días y agarrando cada fachada para garantizar su estabilidad y que no caiga ni un solo elemento.
El edificio incendiado tenía una protección integral y el deber del Ayuntamiento es mantener todo lo que se haya salvado, en este caso las fachadas como parte del legado de la ciudad.
Si alguna de las fachadas puede resistir la reconstrucción interna del edificio se mantendrá, si no, tendrá que ser derribada.
Una operación para la que el Ayuntamiento destina el dinero de un fondo de contigencia destinado a emergencias como ésta.
Este tipo de obras son habituales en la reconstrucción de edificios cuyas fachadas deben de ser conservadas por razones históricas.
Otro tema es la situación de los comercios y vecinos de ese tramo de la calle Uría. Los establecimientos, sobre todo, son los más perjudicados ya que más de una docena continúan cerrados desde el pasado jueves.
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