El bosque de la Zoreda, en Oviedo, esconde restos de 70 edificaciones que formaban parte de la antigua fábrica de explosivos de La Manjoya, de la empresa Río Tinto.
En esas instalaciones se fabricaban y almacenaban al día cientos de kilos de explosivos de nitroglicerina y Goma-2 para utilizarlas en las minas asturianas. Destacan los muros de contención para las explosiones.
La peculiaridad es el bosque que lo rodea, que fue creado por la empresa. Son 24 hectáreas que lo convierten en el pulmón más grande de Oviedo / Uviéu. Se plantó para amortiguar el impacto de explosiones, y hubo unas cuantas. En la fábrica fallecieron por accidente de trabajo 25 personas.
Se calcula que, en los años 50, llegaron a trabajar unas 1.200 personas en la fábrica, que apenas conserva documentación, ni planos. Siempre se rodeó de mucho secretismo. De hecho, los edificios no fueron catalogados ni estaban registrados en el Ayuntamiento de Oviedo hasta que un plan de empleo municipal en 2019 desbrozó el monte y sacó a la luz el patrimonio industrial.
Se estima que la fábrica dejó de funcionar hace unos 30 años. Ahora es una de las grandes zonas de expansión de Oviedo y se programan visitas guiadas cada cierto tiempo para conocer esta industria que supuso el nacimiento de la población de La Manxoya, donde vivían los trabajadores.
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