Un equipo de investigadores asturianos ha hallado una mutación en la enfermedad hemorrágica del conejo, la más mortífera entre estos animales. Se trata de la llamada enfermedad hemórragica -RHDV-, la que, en su versión primitiva, detectaron también los investigadores hace 13 años.
El descubrimiento y la investigación, todavía abierta, permitirán proteger a los conejos de todo el mundo contra el nuevo virus, y garantizar la salubridad de la carne que llega a nuestros mercados.
La interprofesional española del conejo, INTERCÚN, llamó en 2011 al laboratorio de Virología Molecular, de la Universidad de Oviedo, en busca de soluciones debido a la muerte de conejos muy jóvenes de varias granjas del noreste peninsular. Finalmente, los investigadores, bajo la dirección del catedrático Francisco Parra, han podido dar con la causa.
Para llegar a esta afirmación, tuvieron que aislar el virus encontrado en conejos muertos y demostrar que era el patógeno que los mató. Les ayudaron sus colaboradoras del SERIDA, Ana Balseiro y Rosa Casais, quien desarrolló una infección experimental con seis conejos en el Animalario de la Universidad de León.
Desde el Instituto Universitario de Biotecnología de Asturias trabajan ya para mejorar la detección y desarrollar una vacuna. El virus se ha extendido por granjas de Francia, España y Portugal y, aunque es inofensivo para los humanos, hay que detenerlo, por el bien económico de los criadores de conejo, una carne baja en sodio y rica en minerales. y por el bien de la biodiversidad, ya que el conejo silvestre es alimento esencial de especies protegidas como el lince y el águila imperial.
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