Los propietarios del edificio de la calle Uría 58 de Oviedo / Uviéu, que quedó destruido en abril de 2016 por un incendio en el que perdió la vida el bombero Eloy Palacio, han exigido la responsabilidad patrimonial del Ayuntamiento de Oviedo, al que reclaman por la vía contencioso-administrativa los daños causados que valoran en cerca de un millón de euros.
El Juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 2 de Oviedo ha acogido este lunes la primera sesión de la vista oral en la que están personados como demandantes los propietarios del edificio y la Federación Asturiana de Concejos (FACC) como parte afectada, ya que tenía su sede en el inmueble siniestrado.
Como demandados figuran el Ayuntamiento de Oviedo, como responsable civil directo, mientras que la empresa Aqualia como concesionaria del servicio de agua y la aseguradora Zurich están en calidad de responsables civiles subsidiarios.
En la jornada de hoy han declarado ocho peritos que han discrepado sobre si los Bomberos, que carecían de planos sobre los hidrantes y las bocas de riego en las calles afectadas por el fuego, contaron con agua suficiente para controlar el incendio, si la intervención fue o no la correcta y si hubo descoordinación o falta de organización por parte de los mandos del Servicio de Extinción de Incendios y Salvamento (SEIS).
Todos los peritos han coincidido en señalar que el edificio de la calle Uría 58 tenía una antigüedad de 127 años, estaba catalogado con una protección parcial y a lo largo del tiempo se realizaron en el inmueble varias reformas parciales.
La voz de alerta la había dado una empleada del hogar de la segunda planta del edificio de Uría que, a las 11:40 del 7 de abril de 2016, detectó la presencia de humo.
El perito J.L.N. ha señalado que se partió del error inicial de creer que se trataba de un fuego de carácter eléctrico en un piso u oficinas, ya que con anterioridad a esa hora había habido cortes eléctricos.
Tras dar el aviso al 112, a las 12:08 llegó la primera dotación con una cuba de 3.000 litros y en apenas 19 minutos, según el perito, se convirtió en “un incendio de dimensiones considerables”.
Todos los peritos han coincidido en que a las 14 horas se derrumbó el techo y dos horas después se produjo “el colapso” que se debió, según sus testimonios, a la estructura de madera, con techos de escayola, donde la propagación del fuego era “más rápida”.
J.L.N. ha mantenido que hubo una “descoordinación total” en el operativo entre el jefe y el parque de Bomberos, aunque ha asegurado que el agua fue suficiente y la actuación de los bomberos fue “correcta”.
Por el contrario, el perito M.S., bombero del SEPA que colaboró como apoyo de forma voluntaria, ha señalado que los bomberos hacían “un esfuerzo sobrehumano” porque no tenían agua “suficiente” para trabajar y carecían de planos sobre hidrantes y boca de riego.
La actual responsable del Servicio de Extinción de Incendios y Salvamento (SEIS), Carmen Prado, ha explicado que el fuego sólo era efectivo extinguirlo “desde el interior” e incluso sería “contraproducente” para los bomberos echar agua desde el exterior y ha dicho que los bomberos intentaban abrir huecos para encontrar el origen del fuego, pero no veían nada y “era como ir a ciegas”.
Otro de los peritos, J.L.S. ha llegado a afirmar que el incendio de Uría fue “muy parecido” al de la catedral de Notre Dame de París porque, según ha manifestado, se apagó cuando los materiales combustibles “ya se habían consumido”.
El juicio continuará mañana, martes, día 29, a las 9:30.
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