Los dos ciudadanos argelinos acusados de actuar como sicarios en el asesinato del concejal de IU de Llanes Javier Ardines han asegurado que nunca se desplazaron a Asturias y que ni participaron en el crimen, ni conocían a la víctima.
Durante la primera sesión del juicio con jurado que hoy ha comenzado en la Audiencia Provincial de Oviedo, Djilali B. ha dicho que el día del crimen, el 16 de agosto de 2018, estaba en su domicilio de Bilbao y ha insistido en que nunca estuvo en Belmonte de Pría, la parroquia llanisca en la que residía Ardines y donde fue asesinado a escasos metros de su casa.
A pesar de que la investigación constató que su vehículo había sido identificado cuando se desplazaba a Belmonte de Pría, el acusado ha indicado que tiene un coche "como el de todo el mundo" y ha insistido en que está seguro de que ese día estaba en Bilbao.
Djilali B, que sólo ha respondido a preguntas de su abogado, ha afirmado que sólo conoce al presunto inductor, Pedro N.A. y al presunto intermediario, Jesús M., de verles a raíz de esta causa, y ha añadido que únicamente tenía una relación de amistad con su compatriota, el también acusado Maamar K.
Además, ha acusado a la Guardia Civil de hacer con él "lo que quisieron" porque, según su versión, no tiene "nada que ver, ni participó" en nada relacionado con el asesinato de Ardines, al que no conocía.
En su declaración ha insistido en que la Guardia Civil le trasladó que los otros tres acusados ya habían declarado y los agentes "le pegaron, le insultaron" y él no pudo aguantar la presión cuando le dijeron que no iba a volver a su familia, a pesar de que él sostenía que era inocente.
El segundo en declarar ha sido Maamar K., que sólo ha respondido a su abogado Fernando Barutell, y ha asegurado que tenía una relación cordial con Djilali B. hasta que la amistad se rompió cuando estando preso en Suiza para cumplir otras condenas anteriores se enteró de que éste le había implicado en el asesinato de Ardines.
Maamar K. no ha podido dar explicaciones sobre lo que pasó con el teléfono móvil de su propiedad que la Guardia Civil geolocalizó en Belmonte de Pría el día del crimen porque "sólo sabe que no funcionaba".
Sí ha explicado que él habitualmente viajaba a Argelia por razones médicas de su familia, por lo que si hubiera cometido un delito en España sabía que era imposible que fuera extraditado y en caso de tener relación con la causa lo lógico sería quedarse en el país.
El juicio continuará mañana con la declaración de los otros dos acusados, el presunto inductor y el presunto intermediario en la Audiencia Provincial.
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