Cangas de Onís acogerá esta tarde la presentación de una monografía sobre la cueva del Buxu con motivo del centenario de su descubrimiento en 1916. De forma paralela se rendirá homenaje a Luisa Quesada, la mujer que entre 1960 y 2002 ejerció como guía y guardesa de la gruta, que atesora un importante santuario con pinturas y grabados rupestres.
La Cueva del Buxu dista casi un kilómetro del domicilio de Luisa, un recorrido que esta vecina de Cardes recorrió en incontables ocasiones a lo largo de los 42 años en que ejerció como guía de la cueva. Un camino duro y que desemboca en un largo tramo de escaleras desde el que se accede al vestíbulo de la cueva.
A la entrada del Buxu, Luisa se sienta en el mismo banco en el que solía esperar la llegada de los visitantes de la cueva. Lo de ser guía llegó casi por causalidad. A sus 80 años reconoce que cuando le tocó jubilarse fue algo muy duro para ella.
En su regreso a la cueva del Buxu, Luisa Quesada no deja de lamentar la falta de aparcamientos y el mal estado que presenta el camino y reclama soluciones.
En su casa luce la placa que alude a su condición de guía del Buxu, un santuario rupestre que Luisa Quesada cuidó como algo suyo. Su labor durante casi medio siglo, le será reconocida esta tarde durante la presentación de un libro sobre el centenario del descubrimiento de esta cueva.
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