La imagen de la Virgen de Pastur es venerada por miles de devotos
María Amparo Martínez y su marido son únicos habitantes de Pastur
Cada 28 de agosto y 8 de septiembre, miles de devotos veneran a Nuestra Señora de la Soledad, popularmente conocida como la Virgen de Pastur, en el concejo de Illano. Ni lo incómodo de su ubicación, en una profunda cañada en la Sierra de la Bobia, echa para atrás a los fieles atraídos por su fama de milagrosa.
María Amparo Martínez y su marido son únicos habitantes de Pastur y son los encargados, desde hace 51 años, de guardar la llave de acceso al Santuario, construido en 1665.
Hasta aquí llegan andando de lugares tan distantes como Vegadeo, a más de 30 kilómetros montaña abajo. Considerado como uno de los principales centros de peregrinación del occidente, los fieles depositan velas a los pies de la imagen pidiendo por sus necesidades. Incluso, cuenta la leyenda, que las madres ofrecían a la virgen por sus hijos llorones.
Una devoción que a punto estuvo de acabar con el edificio la noche del 8 al 9 de septiembre de 2005. Todo parece indicar que las miles de velas y cirios encendidas por los peregrinos incendiaron el suelo de madera arrasando la iglesia. También la talla de la virgen quedó muy dañada.
A su lado y símbolo de un tiempo todavía anterior, se eleva un viejo teixo con al menos cinco siglos de vida. Sus dimensiones, más de cuatro metros de perímetro y 18 de alto, hacen de él y de su fiel compañera el lugar ideal para seguir convocando a la fe, en un privilegiado enclave que nada ni nadie podrán nunca resquebrajar.