El balance de incendios se salda con 95 fuegos en 40 concejos asturianos
Guillermo Martínez pide condena social para los incendiarios
El Gobierno asturiano ha pedido hoy una reflexión amplia y sin demagogia sobre las causas de los incendios forestales y la forma de combatirlos tras sucederse en los últimos años oleadas de fuegos simultáneos en el noroeste peninsular, y sin que resulte creíble que todas las administraciones "lo hagan mal".
El portavoz del Ejecutivo asturiano, Guillermo Martínez, se ha expresado así durante la presentación del balance de los incendios registrados en los últimos días en el Principado, un proceso cuyas características fueron similares a las de la oleada de fuegos que se produjo en Asturias en diciembre de 2015.
En todos esos casos, numerosos focos comenzaron a arder de forma casi simultánea a última hora de la tarde en momentos de elevada temperatura, ausencia de lluvias, fuertes vientos y escasa humedad en el aire y en fines de semana.
Los datos de la Fiscalía concluyen que en un 76 por ciento de los casos los fuegos son intencionados.
La última oleada, que obligó a activar por cuarta vez este año el plan autonómico de incendios durante cinco días, se saldó con 95 incendios (46 conatos) -de los que 7 siguen sin apagar, pero controlados- y sin daños personales, salvo un herido leve al intentar sofocar un fuego en sus propiedades.
Dos de los incendios, los de Ibias y Degaña que amenazaron la Reserva de Muniellos, superaron las 500 hectáreas de terreno afectado aunque, por el momento, se carece de datos de la extensión total de la superficie quemada y las llamas causaron daños en cuatro inmuebles en desuso: dos casas, un garaje y una escuela
En las labores de extinción participaron más de 500 personas sin que los medios aéreos pudieron prácticamente colaborar y, según Martínez, el alto grado de colaboración entre administraciones permitió destinar los recursos allí donde eran más necesarios.
Los alcaldes de la comarca mantendrán en los próximos días una primera reunión con el consejero de presidencia para articular posibles líneas de ayuda.
Mientras, los ganaderos de la zona cuantifican las pérdidas. Naves, pastos y silos, pero también cabezas. En Fonteta, en Allande, seis reses murieron tratando de huir de las llamas. Otro medio centenar sufren quemaduras y heridas y no se sabe si podrán recuperarse.
Todavía hay esperanza, esta misma mañana, los vecinos encontraban a Bambina, una novilla perdida desde el domingo. Estaba malherida, con el pelo y las patas completamente quemados, pero confían en que pueda salir adelante.
Los incendios han quemado por completo seis buenas zonas de reproducción osera entre Asturias y el Alto Sil leonés, según la Fundación Oso Pardo.
Técnicos de esta fundación inspeccionarán la próxima semana el terreno para determinar los daños concretos causados por las llamas.
Su mayor preocupación se centra en cómo afectará al hábitat de los osos porque dan por hecho que se han perdido cientos de robles y arándanos, básicos para la alimentación de los plantígrados.
En Asturias se producen al año unos 1.300 incendios. 83 de cada 100 son intencionados. Los expertos insisten en que detrás de los incendios declarados estos días en Asturias hay una intención personal, motivada en la mayor parte de los casos en la regeneración de pastos y que el fin de los acotamientos no ha cambiado la situación.
También reconocen que el abandono del monte, aunque no es causa del fuego, si lo es de que se propague con rapidez.
La ley solo permite la quema de matorral en las quemas controladas que exige recursos de la Administración. Cada año se queman de forma controlada unas 300 hectáreas en Asturias, muy poco para la demanda de los ganaderos. Muchos reconocen que queman, aunque sea delito. Solo el pasado año 15 personas acabaron ante la justicia por este motivo.
Por otra parte, la normalidad reina hoy en los centros hospitalarios y de atención primaria donde no ha habido un aumento de la actividad tras la oleada de incendios registrados en estos últimos días en la región. Aún así seguirá la vigilancia, sobre todo por los grupos de riesgo.