Fuente: EFE, 2 de noviembre. 2021 20:52

Las defensas del caso Ardines alegan falta de pruebas directas y objetivas

Acusados del asesinato de Javier Ardines

La Fiscalía atribuye el asesinato de Ardines al odio que le tenía Pedro Nieva

Las defensas de los cuatro acusados del asesinato del concejal de IU de Llanes Javier Ardines han coincidido este martes en alegar la falta de pruebas directas y objetivas en su contra, al sostener que no hay ni testificales, ni visionado de imágenes, ni biológicas de ADN que les identifique y les posicione en la parroquia de Belmonte de Pría el día del crimen, el 16 de agosto de 2018.

La Audiencia Provincial de Oviedo ha celebrado hoy la primera sesión del juicio con jurado de las dieciocho previstas contra Pedro N.A., acusado de ser el inductor del crimen por celos tras descubrir que su mujer y el concejal mantenían una relación en secreto; los dos ciudadanos argelinos Djilali B. y Maamar K., acusados del asesinato material a cambio de 25.000 euros cada uno, y Jesús M., señalado por los investigadores como el intermediario.

En la sesión de hoy se ha procedido a dar lectura a los escritos de las acusaciones, que piden 25 años de prisión para cada uno de los cuatro acusados, las calificaciones provisionales de las defensas, que interesan la absolución, y únicamente han prestado declaración los dos supuestos sicarios.

Antes de que las defensas incidieran en la ausencia de pruebas directas que incriminen a los acusados, la fiscal ya se había dirigido al jurado para advertirle de que el hecho de que no haya grabaciones de cámaras de videovigilancia o testigos del asesinato no es óbice para llegar a un veredicto de culpabilidad porque sí existen indicios suficientes contra ellos como autores, coautores o cooperadores necesarios.

LOS PRESUNTOS SICARIOS NIEGAN QUE VIAJARAN A ASTURIAS

Los ciudadanos argelinos Djilali B. y Maamar K. se han negado a responder al interrogatorio de las acusaciones y únicamente, a preguntas de sus defensas, han rechazado que hubieran viajado alguna vez a Belmonte de Pría, la parroquia llanisca en la que residía Ardines y donde fue asesinado a escasos metros de su casa.

El primero en declarar ha sido Djilali B. que ha afirmado que sólo conoce a Pedro N.A. y Jesús M., de verles a raíz de esta causa, y ha añadido que únicamente tenía una relación de amistad con su compatriota, Maamar K.

Además, ha acusado a la Guardia Civil de hacer con él "lo que quisieron" porque, según su versión, no tiene "nada que ver, ni participó" en nada relacionado con el asesinato de Ardines, al que no conocía.

Maamar K. se ha limitado a decir que tenía una relación cordial con Djilali B. hasta que la amistad se rompió cuando estando preso en Suiza para cumplir otras condenas anteriores se enteró de que éste le había implicado en el asesinato de Ardines y ha afirmado desconocer las razones por las que un móvil de su familia que “no funcionaba” se geolocalizó en Llanes.

LA FISCALÍA ATRIBUYE EL ASESINATO AL ODIO DEL PRESUNTO INDUCTOR

La fiscal ha ratificado su convicción de que Javier Ardines fue asesinado por el “odio profundo” que sentía hacia él el presunto inductor Pedro N. A., quien estaba obsesionado por los celos que sentía desde que había descubierto que su mujer y el concejal le engañaba.

Aunque hasta mañana previsiblemente no se escuchará su testimonio, la defensa de Pedro N.A. ha sostenido que no tuvo intervención "directa ni indirecta" en la muerte violenta del edil porque "ni planeó, ni concertó con terceras personas", la ejecución de un plan preconcebido para acabar con su vida.

Según las acusaciones, Pedro N. A., residente en Vizcaya, tomó la decisión de ejecutar su plan, sabedor de que su mujer pasaría el verano en una casa familiar próxima a la de Ardines, y para ello contactó con Jesús M. para que le buscase a personas que pudieran actuar como sicarios a cambio de 25.000 euros cada uno, mientras que el mediador recibió otros 10.000, según declaró en diligencias Djilali B.

Ardines sufrió una emboscada el 16 de agosto de 2018 cuando se dirigía al puerto de Llanes y tras ser rociado con un espray de pimienta fue golpeado en la cabeza con un palo o un bate de béisbol y estrangulado hasta la muerte.