Persiste la incógnita sobre el crimen de Sheila Barrero 12 años después
La familia ve injustificable el sobreseimiento del caso
El 25 de enero de 2004 el cadáver de la joven Sheila Barrero fue hallado con un disparo en la cabeza en el interior de su coche, que se encontraba estacionado en el alto del puerto de La Collada, en el límite de Asturias y León, sin que en los doce años transcurridos se haya podido detener al autor del crimen.
Fue su propio hermano, que había salido a buscarla, quien encontró a la mañana siguiente el cadáver de Sheila, a la que mataron cuando contaba 22 años.
Semanas más tarde fue detenido un joven relacionado con la víctima a nivel sentimental, pero primero el juzgado de instrucción de Cangas del Narcea (Asturias) y más tarde la Audiencia provincial sobreseyeron el caso por falta de pruebas.
El juez, en un auto de ocho folios, decidió archivar el sumario "por falta de autor conocido" y retiró la condición de imputado que pesaba sobre un joven de Villager de Laciana (León), que pasó entonces a considerarse un investigado más, como otros diez jóvenes de la comarca leonesa de Laciana, que en su momento tuvieron que declarar en el caso.
En el auto se reconoce que ninguna de las seis teorías en las que se sustentaba la imputación del joven leonés eran suficientes pruebas para abrir un juicio oral, al mismo tiempo que reconocía la complejidad del caso por cuanto el móvil del homicidio era una incógnita, si bien descartó los motivos sexuales.
Además, el juez advertía de que el vehículo en el que apareció la joven muerta "fue manipulado en su traslado", al mismo tiempo que se apuntaba que las líneas de investigaciones deberían de dirigirse a profesionales "tanto por el arma como por el tipo de munición empleada".
Quedó comprobado que la noche de autos la joven Sheila Barrero se dirigía, una vez concluida su jornada laboral en un pub de Villablino (León), a su casa de Degaña (Asturias).
A primeras horas de la madrugada su coche se detuvo en el alto La Collada, sin quedar demostrado si fue de forma voluntaria o forzosa, lo cual habría explicado si la víctima conocía al asesino, y posiblemente fue asesinada por un disparo efectuado desde el interior del coche.
Ante la falta de pruebas que sustentaban las diversas teorías en las que se apoyaba la acusación particular para la apertura de juicio oral contra el único sospechoso, se declaró no probada ninguna de las acusaciones y se retiró la condición de imputado al joven leonés.
También por ese estancamiento de la investigación, Julia Fernández, la madre de la joven, decidió acampar frente a los juzgados de Oviedo en 2009 para pedir la reapertura del procedimiento, y mantuvo su protesta durante 18 días.
Para la familia de la joven, no es justificable el sobreseimiento del caso puesto que, en su opinión, hay pruebas que cuestionan las declaraciones del único imputado.