Testigos protegidos relatan las amenazas y vejaciones de los Sandulache
Vivían atemorizadas porque las palizas y los insultos eran constantes
Testigos protegidos han reconocido su temor ante las amenazas de muerte por su declaración durante el juicio que se sigue en la Audiencia Provincial de Oviedo contra la red de prostitución supuestamente liderada por los hermanos Sandulache, del que hoy se celebrado su segunda sesión.
La primera mujer que ha declarado a través de videoconferencia ha dicho que su miedo se escenifica cuando sale sola a la calle y por las noches cuando se despierta temblando y con "miedos que no me explico", ha afirmado ante el tribunal.
La testigo ha explicado que ha recibido amenazas, entre otras que le iban a "mandar en una maleta a casa", y que, aunque llegó a España desde Rumanía "a prostituirse" y que sabía "a lo que venia", las condiciones no eran las establecidas.
En su declaración ha asegurado que estaba en un piso con varias chicas y los hermanos Cristian y Sebastián Sandulache les quitaban los 500 euros diarios que cobraban y les daban palizas.
Ha afirmado que a ella le maltrataron psicológicamente pero a otras chicas les infligían maltrato físico y ha relatado que las chicas iban y volvían de los clubes "vigiladas" y cuando hablaban con sus familias siempre les controlaban las conversaciones.
Además, ha dicho que se escapó del club Model's cuando encontró "el hueco" y que mientras estaba bajo las órdenes de la red fue obligada a abortar "para que pudiera seguir trabajando" y que los acusados les retuvieron la documentación y que ha visto que en una ocasión los hermanos drogaron a una de las chicas.
La segunda testigo ha explicado que fue consciente de que en España iba a trabajar en la prostitución y no con personas mayores como le habían prometido los Sandulache cuando fueron a comprar "vestidos porno y maquillaje y a partir de ahí fue todo muy doloroso".
Las primeras palabras de los supuestos cabecillas fueron que obedeciera sus órdenes "si quería seguir viva" y ha comentado que las palizas "eran muy duras" y en ocasiones las ponían a todas "en fila" para que las presenciaran y aprendieran "la lección".
La deuda que decían los miembros de la red que contraían en España nunca la cuantificaban, siempre aumentaba y los acusados, según el relato de la testigo, tenían dos katanas, cuchillos grandes, un palo de béisbol y un perro rottweiler que adiestraban los acusados "para mordernos cuando no obedecíamos las órdenes".
Una tercera testigo ha declarado detrás de un biombo que los Sandulache le dieron palizas "con las piernas y con la cabeza contra la pared hasta que no podías respirar" y, entre lágrimas, ha señalado que la amenazaron con "venderla a los chulos de Italia" para trabajar en la calle y que teme que por su declaración le pueda pasar "algo" a ella o a su familia.
"Tengo miedo de estar aquí, no me fío de nadie, no me atrevo a salir de viaje porque ya mandaron a gente para amenazar y esto es un sinvivir", ha manifestado la testigo, que ha explicado además que Cristian Sandulache la drogaba.
La cuarta testigo ha insistido en que ni conoce a los acusados ni recuerda qué hizo en los años 2012 y 2013 cuando ocurrieron los hechos ni se acuerda de los clubes donde, según ha contado, ejercía libremente la prostitución.
Además, ha afirmado que no sabe dónde vive y ha negado que enviara dinero a Cristian Sandulache, como consta en las diligencias, momento en el que la presidenta del tribunal ha tenido que recordarle que estaba bajo juramento y citada por la fiscal cuando la testigo ha elevado la voz para manifestar que ignoraba la razón por la que tenía que comparecer en el juicio.
La mujer de Cristian Sandulache se ha negado a declarar tras acceder a la sala profiriendo gritos sobre la causa mientras que el testigo A. A. ha relatado que, por encargo de Cristian Sandulache y junto al acusado M. A., recogía en su taxi en Madrid a las mujeres y las llevaba a los clubes y de los locales a sus domicilios.
Por su parte, otros dos testigos, que trabajan en locutorios, han negado haber realizado envíos de dinero a Rumanía por encargo de los principales acusados en esta causa.