El telescopio espacial James Webb, un observatorio desarrollado gracias a la colaboración internacional, ha captado la primera instantánea de los hielos del Sistema Solar formados hace 5000 millones de años.
Este hallazgo se enmarca dentro del proyecto DisCO, enfocado al estudio de la distribución del hielo y el polvo en el Sistema Solar, que lidera la investigadora del Instituto de Ciencias y Tecnologías Espaciales de Asturias (ICTEA) de la Universidad de Oviedo Noemí Pinilla-Alonso.
Pinilla-Alonso, que ha desarrollado los últimos nueve años de su carrera investigadora en el Florida Space Institute de la Universidad Central de Florida y es además experta colaboradora de la NASA, lidera en la Universidad de Oviedo un proyecto centrado en el estudio de la distribución del hielo y el polvo en las superficies de los cuerpos menores del Sistema Solar
Sus estudios, que acaban de ser publicados en 'Nature Astronomy', se han centrado en los objetos transneptunianos, los entes del sistema solar cuya órbita se ubica parcial o totalmente más allá de la órbita del planeta Neptuno.
Estos trabajos, según Pinilla-Alonso, han revelado cómo la diversidad actual de sus colores y reflectancia superficial se remonta a sus lugares de formación en los primeros momentos del Sistema Solar y cómo estos objetos cambian hoy en día cuando son procesados por el calor solar al acercarse a las regiones más cálidas, ha informado este jueves la Universidad de Oviedo.
"La importancia de este descubrimiento radica en que ahora podemos afirmar que el factor más determinante en la composición superficial actual de estos cuerpos es el material disponible en el disco presolar en el momento de la formación de los planetesimales, objetos sólidos con un diámetro mayor a un kilómetro", según la investigadora.
De esta manera, se ha determinado que el estado actual de estos objetos transneptunianos está estrechamente ligado al inventario de hielos en el nacimiento del Sistema Solar, como si fuera una instantánea congelada de esa época.
Por primera vez, los investigadores han identificado las moléculas específicas responsables de la notable diversidad de espectros y colores observada en estos objetos y los han podido clasificar en tres grupos distintos en función de las líneas de retención de hielos como el agua, el dióxido de carbono, el metanol y los materiales orgánicos que existían cuando el sistema solar se formó hace miles de millones de años.
Centauros
En un estudio complementario sobre los Centauros, raros objetos celestes cuya trayectoria se ha visto modificada tras un encuentro gravitacional con Neptuno, los investigadores han encontrado también una mayor diversidad composicional de la esperada, marcada por la presencia de una capa de polvo en sus superficies que indica que estos objetos helados cambian al calentarse al acercarse al Sol.
Además, los investigadores han identificado una nueva clase de superficie en los Centauros, que no se encuentra entre los objetos transneptunianos, y que muestra muchas similitudes con las superficies de cometas y asteroides activos del Sistema Solar interior.
Estos hallazgos han sido posibles gracias al telescopio espacial James Webb, una poderosa herramienta de observación, construida y operada conjuntamente por la Agencia Espacial Europea, la Agencia Espacial Canadiense y la NASA para complementar los telescopios Hubble y Spitzer.
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