Fuente: EFE, 23 de diciembre. 2014 21:13

Recuperan, en un yacimiento asturiano, el cráneo de un rinoceronte lanudo

Cráneo de rinoceronte

Uno de los cráneos más completos de esta especie hallados en la Península

Un grupo de investigadores de la Universidad de Oviedo ha recuperado una gran porción de un cráneo de rinoceronte lanudo (Coelodonta antiquitatis) en las excavaciones que realizan en la Cueva de La Rexidora en Cuerres (Ribadesella/Ribeseya).

Según ha informado la institución académica se trata de uno los cráneos más completos de esta especie hallados en la Península Ibérica donde se han localizado restos de este animal en veintisiete yacimientos, cuatro de ellos en Asturias.

Las labores de excavación del cráneo requirieron, según el investigador del Departamento de Geología, Diego Álvarez Lao, un cuidado extremo ya que se encontraba en condiciones de gran fragilidad y parcialmente incluido dentro de una gruesa costra estalagmítica, lo que dificultó mucho su extracción.

El cráneo hallado en La Rexidora es singular ya que conserva los dos maxilares superiores con casi todos sus dientes, el paladar y parte de la base del cráneo y los hallazgos de restos craneales de esta especie en la península Ibérica, salvo excepciones, suelen restringirse a piezas dentales aisladas.

Los dos dientes de leche que conserva el cráneo permiten estimar que el individuo era joven y murió a los 4 ó 5 años de edad.

Al hallazgo de este cráneo se le une el de una mandíbula de otro individuo de la misma especie de la que ya se habían recuperado fragmentos en la primera campaña de excavaciones.

Ambos fósiles de rinoceronte lanudo, una especie que vivió en el actual territorio de Asturias hace unos 30.000 años y que desapareció de Europa y Asia hace 12.000 años, constituyen, según la Universidad de Oviedo, ejemplares de alta singularidad y de relevante valor científico para comprender cómo eran las poblaciones ibéricas de esta especie durante el Pleistoceno Superior.

El yacimiento de La Rexidora tiene su origen en una trampa natural, una sima en la que los animales cayeron accidentalmente donde hasta ahora se han encontrado restos de bisonte de estepa, rinoceronte lanudo, ciervo, reno o hiena.

La presencia de algunas de estas especies indica que por aquel entonces Asturias tenía un clima muy frío y árido y que el paisaje sería de tipo estepa con predominio de vegetación herbácea y algunos árboles tipo coníferas.

El rinoceronte lanudo tendría un tamaño semejante al blanco africano actual, alcanzaba los cuatro metros de longitud, 1,85 metros de altura a la cruz y un peso de más de dos toneladas.

Además, presentaba una elevada joroba tras la frente, un pelaje denso que le cubría todo el cuerpo y poseía dos cuernos, uno nasal muy largo (de hasta 1,3 metros de longitud) curvo y aplanado como un sable, y otro frontal, de menor longitud.

Los ejemplares momificados por congelación hallados en Siberia han permitido conocer detalles de la anatomía y la apariencia del rinoceronte lanudo como su pelaje o los cuernos.

También las representaciones de artistas Paleolíticos conservadas en cuevas como Rouffignac o Chauvet dejan constancia de la presencia de estos animales.