El carbón activo se usa en las depuradoras para reducir los malos olores. Cuando el carbón pierde su eficacia, se tira. Ahora se ha conseguido regenerar y volver a utilizarlo como si fuera nuevo al menos durante tres ciclos más en la depuradora de Llanes.
Permite ahorrarse el 70% del gasto en este material, aunque no es lo único que se reaprovecha. Es un ejemplo de valorización de residuos como los que promueve la Estrategia de Economía Circular de Asturias, que acaba de aprobarse.
El mal olor viene del lodo que se extrae al depurar el agua. También es un residuo que acaba en Cogersa. Solo en esta planta de Llanes se generan 600 toneladas al año, 80.500 en todas las depuradoras de Asturias.
Pero las investigaciones han demostrado que puede transformarse en carbón activo y utilizarse como absorbente en el tratamiento de aguas residuales, entre otros usos.
Esta planta piloto forma parte de un proyecto de I+D financiado por el Principado y desarrollado por Aqualia, las ingenierías Ingemas y Biesca y la empresa de servicios informático ITC Sistemas, entre otras instituciones implicadas. Es un ejemplo de economía circular: aprovechar al máximo los materiales para reducir la cantidad de residuos.
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