Las cuentas de Bankia en 2011 no mostraban su imagen real, según los peritos
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A juicio de los peritos, "es evidente que parte de estos deterioros eran anteriores a 2012", año en el que el nuevo equipo de Bankia reformuló las cuentas del ejercicio previo.
La extensa documentación examinada por los peritos ha puesto de relieve "discrepancias que prueban retrasos en el reconocimiento contable del deterioro" de activos de las entidades.
Todo ello a pesar de que los administradores y directivos del grupo tenían "capacidad y experiencia" para interpretar los datos y extraer conclusiones sobre el deterioro de activos inmobiliarios.
Las primeras cuentas de Bankia de 2011 no cumplen la normativa del Banco de España "debido a la existencia de errores contables", ya que debería haberse reducido los recursos propios computables y el patrimonio neto en los citados estados por importe de 781,9 millones de euros, reduciéndose la cuenta de pérdidas y ganancias por la exposición del grupo al sector inmobiliario.
También debía haberse anotado pérdidas de 1.301,30 millones por la revisión de carteras y del riesgo al sector promotor e inmobiliario.
El ajuste por estos conceptos suma 2.083,20 millones de euros y haría que el grupo realmente perdiera 1.830 millones de euros frente a los 252,87 millones de beneficio que Bankia declaró antes de la marcha de Rato, concluye el informe.
Pero además, los peritos concluyen que BFA tampoco formuló bien sus cuentas y debió realizar ajustes por 6.869,81 millones de euros, con lo que se anotaría unas "pérdidas muy significativas" de 4.570 millones de euros, frente a los 30 declarados.
En el caso de las cuentas de Bankia de 2011 reformuladas por el equipo de Goirigolzarri, la conclusión de los peritos es que tampoco cumplen la normativa del Banco de España debido a la existencia de errores contables al no considerar como morosos determinadas carteras y riesgo de promotores inmobiliarios.
En los números de la matriz del grupo sucede lo mismo y los peritos detectan errores porque algunas carteras de créditos debían estar clasificadas ya como morosas, al igual que los motivos alegados para ajustar el valor de determinados activos inmobiliarios.
Por todo ello ponen en cuestión que estas cuentas hayan sido aprobadas sin salvedades por Deloitte y el auditor Francisco Celma, quien dijo que cumplían con la normativa del Banco de España, "cuando la situación financiera consolidada y los resultados consolidados no se adecúan a las citadas normas".