Más de 70 gazatíes han muerto en ataques perpetrados por Israel en la franja desde el anuncio del alto el fuego, que debería entrar en vigor el domingo.
Israel ha continuado con los bombardeos en la franja y acusa además a Hamás de crear una crisis de último minuto intentando modificar el borrador del alto el fuego. Desde el gabinete de Benjamin Netanyahu acusan a Hamás de extorsión y han aplazado la reunión, que debía haberse celebrado esta mañana, hasta que el grupo islamista haya aceptado todos los elementos del acuerdo. La tregua pende, por tanto, de un hilo.
El 28 de enero entra en vigor una ley israelí que prohíbe a la UNRWA desarrollar su labor humanitaria
Que haya tregua en Gaza no significa que la situación en el país se recupere mágicamente.
Lo dice Raquel Martí, la directora ejecutiva en España de UNRWA, la agencia de Naciones Unidas para los refugiados, que reconoce que llevará décadas reconstruir las infraestructuras.
Y mucho más llevará restablecer la normalidad en la población, especialmente en los más pequeños.
Un trabajo ingente que ni siquiera saben si podrán llevar a cabo porque el 28 de enero entra en vigor una ley israelí que prohíbe a la UNRWA desarrollar su labor humanitaria.
La agencia que ha sufrido en primera persona las dificultades de trabajar en Gaza. 263 trabajadores han muerto en esta ofensiva y muchos más han sufrido torturas o violaciones, incluso se les ha acusado de pertenecer al grupo terrorista Hamas.
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