El Estado italiano puso hoy en régimen de administración extraordinaria la acerería de la ciudad de Taranto (sur), la mayor de Europa, tras los desacuerdos con su gestora, la siderúrgica ArcelorMittal, que ha anunciado su salida.
El ministro de Empresas y 'Made in Italy', Adolfo Urso, decretó hoy con carácter inmediato la administración extraordinaria de esta planta, llamada "Acciaierie di Italia" (ADI), y nombrado como comisario al experto en siderurgia Giancarlo Quaranta.
"Esto supone el fin de la participación de ArcelorMittal en ADI, comenzada en 2018", anunció en un comunicado el coloso del metal sobre esta planta, en los últimos años sumida en una grave crisis y que el Gobierno trata de proteger por considerarla "estratégica".
Desde hace años la antigua ILVA sufre una grave crisis financiera, entre críticas de contaminación, y a esto en los últimos meses se ha sumado serias deficiencias de liquidez que impedían saldar sus deudas y garantizar su mantenimiento y su producción.
Hasta ahora la planta estaba controlada por ArcelorMittal tras comprarla en 2018 con la promesa de sanearla e impulsarla y en 2021 se alió con el Estado italiano, que posee el 38 % de su capital a través de Invitalia, el ente para las inversiones públicas.
El Gobierno de Giorgia Meloni, y los anteriores, han preferido mantener la acerería abierta por considerarla estratégica pero también por el enorme coste social que supondría su cierre, pues en ella trabajan alrededor de 10.500 personas en un territorio poco industrializado.
La intervención del Estado llega después de meses de negociaciones entre el Gobierno y el coloso siderúrgico, el último el pasado 8 de enero zanjado con desacuerdo sobre los planes para garantizar la operatividad de esta importante acerería.
ArcelorMittal aseguró que en su gestión "ha estado plenamente comprometido con las personas y los activos" de la planta invirtiendo más de 2.000 millones de euros, entre 800 millones de un plan mediambiental y 1.200 millones en mejora de instalaciones.
Asimismo, defendió su voluntad de negociar las "importantes discrepancias" entre los inversores y la presentación de "propuestas pragmáticas" para continuar con la alianza público-privada inaugurada en abril de 2021.
"Cuando no pudimos llegar a un acuerdo sobre términos aceptables también ofrecimos vender nuestra participación en ADI a Invitalia. Las conversaciones, a pesar de los esfuerzos de ArcelorMittal, no tuvieron éxito", reprochó.
ArcelorMittal dijo que "esta situación podría haberse evitado" si hubiera podido acceder a la financiación de deuda tradicional sin "depender" de "inyecciones de capital" público.
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