Dieciocho personas de Siero y Noreña fueron fusiladas en las cercanías de esta localidad. No estaban afiliados a partidos políticos ni sindicatos. Sin embargo, fueron asesinados en la guerra civil y enterrados en esta fosa común destacan José Antonio Suárez, nieto de una víctima de los fusilamientos; y Blanca Estévez, bisnieta de una víctima de los fusilamientos.
Han creado una asociación que agrupa a familiares y amigos de represaliados de la segunda república. Esta fosa común fue la primera a nivel nacional adquirida por una administración. El Principado se hizo con el terreno en 2011. Ahora los familiares piden que sea declarado lugar de memoria democrática apunta Francisco Vázquez, nieto de una víctima de los fusilamientos.
Fueron asesinados el 4 de noviembre y cada año hay este homenaje, para que no se olvide el horror vivido en 1937 y como reivindicación ante un momento de auge de la extrema derecha y con la derogación de varias leyes autonómicas de memoria democrática.
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