El equipo del Muja ha presentado esta mañana en el museo los restos del ictiosaurio encontrado en los acantilados del concejo de Villaviciosa hace dos años, un lugar que en el periodo triásico, cuando habitaban estos seres, era un mar poco profundo.
Se trata del ictiosaurio más completo que se ha encontrado en España hasta la fecha, por lo que resulta de gran importancia científica. Los restos del animal están expuestos en el laboratorio del MUJA, y sin duda se convierten en un aliciente más para visitar este museo, que ya de por sí es el más concurrido de Asturias.
El ejemplar fue descubierto el 15 de julio de 2010 por la investigadora Laura Piñuela, que ha sido además la encargada de preparar el ejemplar para su exhibición final en los laboratorios del MUJA durante el pasado año.
La actual roca que engloba los huesos forma parte de un conjunto conocido como Formación Rodiles, perteneciente al Jurásico Inferior (201-145 m.a.). El sedimento fangoso original donde quedó enterrado el reptil constituía el fondo de un mar abierto con una profundidad inferior a 100 metros, que cubría el actual territorio asturiano en aquella época.
Buena parte de los huesos aparecen recubiertos y/o reemplazados por sulfuros de hierro (pirita), lo que dificultó las labores de identificación y preparación. Aún así, con la ayuda de la especialista en reptiles marinos Marta Fernández, del Departamento de Paleontología de Vertebrados del Museo de La Plata en Argentina, se han podido reconocer en el ejemplar 59 vértebras, 70 dientes dispersos, huesos de una de las extremidades anteriores, huesos del hocico, de la parte posterior del cráneo y de la órbita ocular (anillos escleróticos).
Un estudio comparativo de los tamaños del material óseo recuperado en Asturias con el de otros ejemplares completos y articulados de ictiosaurios de diferentes localidades europeas como Francia, Inglaterra, Alemania y Bélgica, permitió determinar que la longitud aproximada del reptil asturiano estaría en torno a los 5 metros.
Además, investigaciones recientes basadas en ammonites, permiten determinar con bastante precisión la edad del ictiosaurio asturiano en torno a los 190 millones de años. En el mismo yacimiento también se han recuperado dos dientes de tiburón que unido a que el ejemplar está completamente desarticulado, podría indicar que fue depredado por estos peces.
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