La escritora Siri Hustvedt, Premio Princesa de Asturias de las Letras 2019, ha apelado este viernes a un mundo donde las ideas circulen libremente entre disciplinas sin una jerarquía discriminatoria y en el que las niñas puedan alardear tanto como los niños y "éstos no les tienen miedo".
La novelista, ensayista, poetisa estadounidense se ha expresado con estas palabras durante su discurso en la ceremonia de entrega de los galardones, celebrada este viernes en el Teatro Campoamor de Oviedo / Uviéu.
Hustvedt, nacida en Minnesota en 1955 y de origen noruego, ha subrayado la importancia de que el premio, concedido por su contribución al diálogo interdisciplinar entre las humanidades y las ciencias desde una preocupación por las cuestiones fundamentales de la ética contemporánea, "llegue de la mano de una niña y una princesa", en referencia a doña Leonor, que pronunciará su primer discurso en la misma ceremonia.
Por ello, esta intelectual con mirada feminista lo ha dedicado a las jóvenes que leen "muchos libros sobre un sinfín de temas, que piensan, preguntan, dudan, imaginan y se niegan a estar calladas".
En su intervención, ha recordado que de pequeña observaba como, bajo las "reglas de la vida", los niños podían dar brincos cuando ganaban un concurso de caligrafía y a las niñas no se les dejaban ni sonreír y menos aún levantar los brazos en el aire.
La autora, traducida a más de 30 idiomas, también ha relatado su experiencia desde joven con los libros, que recopilan historias llenas de aventuras, injusticias, racismos, miedo a los desconocidos y donde a las "niñas se les castigaba por no querer ser modosas y estar calladas".
"Y pensaba: ¿Por qué es así? ¿Por qué no podría ser diferente?", ha señalado la escritora antes de resaltar que las obras literarias tienen el poder de encarnarse y las palabras que contienen de acceder a nuestros gestos y sentimientos.
La autora de éxitos como "Todo cuanto amé" y "Las mujeres que miran a los hombres que miran a las mujeres" ha añadido además que sus ideas pueden ser "peligrosas" y hacernos enfermar o enloquecer, si bien también proporcionan formas de salvación y una vía de escape del dolor.
"Debemos recelar de las emociones ramplonas, las respuestas fáciles y las fórmulas hechas que vienen en paquetes brillantes con la etiqueta de verdad", ha agregado Hustvedt, que ha recibido el premio trece años después que su pareja, el novelista, Paul Auster.
Hustvedt ha dicho que, tras llevar medio siglo "leyendo a buen ritmo", se ha empapado de literatura, filosofía, historia y mucha ciencia, además de antropología y sociología, disciplinas que le han ayudado a hacerse más preguntas.
Frente a esto, ha asegurado, en el mundo actual cada vez la gente "sabe más sobre menos cosas", un conocimiento especializado que ha dado lugar a grandes avances técnicos, a medicamentos "potentes" y a teorías complejas sobre el lenguaje y la cultura pero también a "callejones sin salida en varias disciplinas y a fantasías de que una idea es novedosa cuando no lo es".
En este sentido, Hustvedt ha comentado que, cuando escribe novelas, ensayos y trabajos académicos, siempre se formula preguntas basadas en muchas disciplinas "y no en una sola", porque todo son vías para aumentar el conocimiento humano.
"He aprendido que un género o disciplina no es superior a otro. Debemos recelar de nuestros prejuicios", ha remarcado antes de afirmar que "ni la ciencia es elevada, intelectual y masculina, ni las artes y las humanidades son inferiores, emocionales y femeninas" dado que conviene aprender que la autoridad y la sabiduría "vienen en muchos formatos, sexos, colores, formas y tamaños".
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