La sala Tizón de Gijón, una superviviente con casi medio siglo de vida
Se trata de uno de los pocos locales de conciertos que permanecen activos en Asturias
Abrió sus puertas en el año 1976 y desde entonces ha sabido sobreponerse al paso del tiempo. La sala Tizón comenzó siendo una sala de baile y fue evolucionando hasta convertirse en una sala de conciertos. Una de las pocas que se mantienen activas en Gijón asegura Dani Tizón, programador de la Sala Tizón.
Y es que las salas de conciertos como esta, no solo son apreciadas por el público sino que resultan fundamentales, especialmente, para los músicos que empiezan a tocar. En ellas ponen a prueba sus canciones, crecen profesionalmente y comparten con otros su pasión por la música. Entre sus paredes se teje la escena musical de la ciudad.
Bajo esa filosofía llevan ya casi 5 décadas trabajando, siempre capitaneados por Pepe, uno de sus fundadores y sin duda, uno de los responsables de que la sala se haya convertido en referente.
En estos casi 50 años han tenido que enfrentarse a diferentes retos, entre ellos saber adaptarse a un nuevo público, cada vez más reducido y más sobreestimulado. Pero siempre han salido airosos. Tienen clara su misión: que la música en la ciudad no se apague.