Los vecinos de Llanes están aliviados por la resolución de un crimen que desde hace seis meses generaba inquietud en el concejo, aunque muchos han manifestado su sorpresa por el giro en los acontecimientos en los que ha derivado esta investigación. Todos coinciden no obstante en la necesidad de poner punto y final a esta historia.
El 16 de agosto pasado se despertaban con una noticia que sacudió la vida municipal y a sus vecinos: el concejal de IU, Javier Ardines, había sido econtrado muerto en un camino a 300 metros de su casa. Presentaba fuertes golpes en la cabeza y se encontraba tendido a 60 metros de su furgoneta. Pronto se determinó que se trataba de un crimen, y frente a las primeras especulaciones sobre un móvil político, el paso de las semanas comenzó a afianzar en la investigación una motivación pasional.
Javier Ardines fue encontrado muerto por un vecino hacia las 08:00 a 300 metros de su casa, en Belmonte de Pría. Presentaba fuertes golpes en la frente, en la cara y en la nuca y señales de asfixia.
Su cuerpo apareció a 60 metros de la furgoneta que conducía. Este dato llevó a los investigadores a concluir que la víctima intentó huir al recibir el primer golpe. Pero ninguno de ellos le provocó la muerte, que según la autopsia fue por asfixia.
Previamente se había bajado del coche para apartar unas vallas que le interrumpían el paso. Lo que llevó a la investigación a determinar que fue un ataque premeditado. También que habían sido dos o más los autores. Y que conocían su rutina.
Ardines se dirigía al puerto para salir a faenar en su barco. El vecino que lo encontró declaró que había escuchado voces desde su casa unas dos horas antes.
Javier Ardines era pescador. Tenía 52 años, estaba casado y tenía dos hijos. Su compromiso político hizo que en 2015 aceptase ir en las listas de Izquierda Unida. Era el único concejal de la coalición en el Ayuntamiento de Llanes. Un gobierno fruto de un acuerdo entre Vecinos por Llanes, Foro, PP e IU, con el que acabaron con 28 años de mandatos del PSOE. En esa coalición, se encargaba del área de Personal, Medio Rural y Playas.
Su gestión destacó por su lucha contra las corruptelas locales y la defensa del medio ambiente, en un concejo con muchos intereses turísticos y urbanísticos. Ardines se había propuesto acabar con las contrataciones a dedo y los favores. Lo que le fue granjeando enemigos.
Por eso cuando le mataron, parte de las sospechas se dirigieron al ámbito municipal y el del urbanismo. El asesinato convulsionó Llanes y llenó de estupor a la opinión pública. Además puso en evidencia una vida municipal llena de tensiones. Generó inquietud entre los representantes políticos y desveló varios casos de acoso a otros concejales de Izquierda Unida.
Pero entre toda la maraña de posibles sospechosos y motivos, en los rumores locales también comenzó a circular desde el principio la posibilidad de un móvil pasional. Una posibilidad que se empezó a afianzar en la investigación con el paso de los días y que, finalmente, se ha confirmado.
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