La cultura sidrera asturiana, declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco
Asturias busca posicionar la característica bebida tradicional elaborada a partir de la manzana dentro del escaparate gastronómico mundial
La cultura sidrera asturiana, postulada por España, ha sido reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la Unesco, se anunció este miércoles en Paraguay.
La decisión fue adoptada durante la decimonovena sesión del Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco, que se celebra hasta el sábado en la ciudad paraguaya de Luque.
"Hoy es un gran día para Asturias, para la cultura asturiana", declaró ante los asistentes el secretario de Estado de Cultura de España, Jordi Martí Grau, quien hizo parte de la delegación del país europeo junto a la consejera de Cultura, Política Lingüística y Deportes del Principado de Asturias, Vanessa Gutiérrez, y el embajador español ante la Unesco, Miquel Iceta.
Martí aseguró que la sidra "es mucho más que una bebida", es un "símbolo de una cultura", "de una comunidad".
La ficha de la candidatura incluida entre las 58 analizadas por el Comité relata que "la cultura sidrera asturiana está formada por el conjunto de personas y colectivos que participan en el proceso de plantación del manzano, elaboración de la sidra, distribución y consumo, así como por quienes toman parte en prácticas culturales, conocimientos tradicionales, saberes, ritos y manifestaciones culturales que se transmiten de generación en generación".
El documento apunta que "la importancia cultural de la sidra se refleja en su inserción en las prácticas culturales (en los rituales festivos, por ejemplo) y en el vocabulario popular asturiano, que incluye todos los matices del mundo de la sidra, sin olvidar la icónica forma típica y peculiar de escanciar la sidra".
A la espera de la resolución del Comité para la Salvaguardia del Patrimonio Inmaterial, el Gobierno de Asturias iluminó de verde desde este lunes los principales edificios y equipamientos de la comunidad autónoma como gesto de apoyo a la postulación de la cultura sidrera.
El verde, color tradicional de la botella de vidrio que contiene esta bebida, es símbolo "tanto de los paisajes de Asturias como de la manzana con la que se elabora la bebida identitaria por antonomasia de esa zona de España", señaló en una nota del gobierno regional.
La cultura sidrera de Asturias ha sido reconocida, además, con el Premio Nacional de Hostelería 2024 en la categoría de Promoción de la Cultura y la Gastronomía Española
Asturias busca posicionar la característica bebida tradicional elaborada a partir de la manzana dentro del escaparate gastronómico mundia
La sidra se ha convertido en una seña de identidad que representa a Asturias en todo el mundo y en torno a la que desde hace siglos se han generado unas prácticas sociales, rituales, tradiciones y eventos que se transmiten de generación en generación y que han conformado toda una cultura única que ha sido capaz de sobrevivir a los embates de la sociedad de consumo.
Esta cultura, asociada a paisajes, oficios, música y, sobre todo, al tradicional escanciado, es desde este miércoles Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, reconocimiento otorgado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
Ésta era una de las 58 candidaturas sobre las que hoy se tenía que pronunciar desde Paraguay el Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco, la única que en esta ocasión se defendía en solitario desde España y con la que se culminan nueve años de trabajos preparatorios.
Asturias registra el mayor consumo de sidra por persona del mundo y su gente mantiene tal grado de identificación con esta bebida que hace que toda la cultura y tradiciones que lleva asociadas desde hace siglos se mantengan vivas y no hayan sucumbido frente a una sociedad de consumo que arrasa con muchos productos tradicionales.
La sidra aparece ya citada en Asturias en la diplomática medieval desde el siglo VIII, lo que da a entender que tanto el cultivo del manzano como la técnica de la elaboración de la bebida eran conocidas antes, y que algunos expertos remontan a unos 2.000 años.
En ninguna otra comunidad productora de sidra se ha mantenido tan arraigada ni es tan popular su consumo ni ha generado tampoco tipismos como el escanciado, la forma en la que, con el brazo extendido se echa la bebida desde la botella al canto de un fino vaso de cristal para que el líquido rompa y libere su gas carbónico, y con él todos los aromas que encierra.
Cada "culete" se debe tomar nada más ser escanciado, para que no se pierda el gas, en un mismo vaso compartido, porque la sidra se bebe normalmente en compañía, lo que genera amistad, sirve para socializar y refleja la forma de ser de los asturianos, abiertos y hospitalarios.
Y aunque ésta es la parte más vistosa de esta tradición, hay muchos otros rasgos asociados a la plantación de manzanos, el embotellado en llagares o a la comercialización que han dado pie a numerosas manifestaciones artísticas, desde canciones típicas a obras de arte y escritos en los que la sidra tiene un papel protagonista.
Las espichas originales, reuniones festivas en las que se abrían los toneles en los que durante varios meses fermentaba el jugo de manzana para catar la sidra antes de ser embotellada, también han sido adaptadas y redefinidas al espacio urbano y nuevas formas de consumo.
En estas populares celebraciones se come de pie con toda las viandas dispuestas sobre las mesas, sin que en ellas falten los chorizos a la sidra, los huevos cocidos con sal y pimentón o las empanadas, y forman parte ya de los rasgos distintivos de esta comunidad.
Asturias busca con esta distinción posicionar la característica bebida tradicional elaborada a partir de la manzana dentro del escaparate gastronómico mundial y aprovechar este tirón para fomentar el turismo hacia una región cada vez más visible y más demandada, y fortalecer la protección de una producción y de un patrimonio del que emanan reuniones sociales y culinarias como las que fomenta la espicha.
Bajo la Denominación de Origen Protegida Sidra de Asturias, los 31 llagares que forman parte de ella vendieron el pasado año cerca de 4,5 millones de litros, de los que el 82 por ciento se canalizaron a través del sector hostelero y el 9 por ciento a través de los propios llagares.