Karen Armstrong ve necesario vigilar el fervor étnico y nacional porque se descontrolan
Defiende un ideal en el que se abran las fronteras y se pueda avanzar
La pensadora e investigadora británica Karen Armstrong ha advertido de que los nacionalismos no dejan de ser una forma de religión y de que hoy en día hay que estar muy atentos ante el auge del fervor étnico, religioso o nacional porque son "muy peligrosos cuando no se controlan, como ya se ha visto en el pasado".
Armstrong es la última ganadora del Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales, galardón que recibirá este viernes, 20 de octubre, de manos del rey Felipe en una ceremonia que tendrá lugar en el teatro Cammpoamor de Oviedo, a donde llegó ayer.
Esta mujer de 73 años, que entre los 17 y los 24 vistió los hábitos de monja, se ha manifestado siempre en contra de los guetos nacionalistas, religiosos culturales y, tal y como reflejó en su acta el jurado que falló este galardón, ha destacado por su "difusión de un mensaje ético de compasión, paz y solidaridad".
"Hay que estar muy atentos ante este incremento de la xenofobia y auge del fervor étnico y nacional porque es muy peligroso cuando no se controla", ha subrayado al ser preguntada sobre el reto independentista de Cataluña durante una rueda de prensa en la que también se ha mostrado crítica con la salida del Reino Unido de la Unión Europea.
En su opinión, en su país con el 'brexit' y en Cataluña se plantea la mismo, la construcción de muros como los que en Estados Unidos tratan de frenar el éxodo de los mexicanos y que contrastan duramente con la caída del muro de Berlín.
"Ahora se ve a la gente aplaudiendo un muro entre México y Estados Unidos", ha dicho la autora de "Through the Narrow Gate" (A través de la puerta estrecha), sobre su vida como religiosa, que abandonó para estudiar y profundizar en las creencias monoteístas desde fuera de los dogmas.
En su opinión, sí que es verdad que el estado-nación, como el inglés, adolece de algunos problemas, pero también lo es que el nacionalismo que aspira a esa condición dio lugar a dos guerras mundiales y a que muchas veces su ideología se concibe como una religión.
"Cuando tocan el himno nacional sentimos que pertenecemos a algo mas grande, nos da identidad y nos llena los ojos de lágrimas", ha reconocido esta escritora y miembro de la Alianza de Civilizaciones, que ha señalado que la salida de su país de la UE no deja de ser "una negación total de la realidad" y un movimiento contracorriente en un mundo globalizado.
Para Armstrong, lo ideal es ver cómo abrir las fronteras y ver cómo se puede avanzar, sobre todo después de ver cómo con el 'brexit' se han incrementado los crímenes de odio.
"Son tiempos muy difíciles, a la vez que peligrosos", ha subrayado esta experta en cristianismo, judaísmo e islamismo, sobre todo cuando se ve que cada día que pasa el mundo es más religioso y se observa como algo anticuado el laicismo imperante en el Reino Unido.
Para esta estudiosa de la religión, a la hora de entender el fundamentalismo islámico hay que tener en cuenta circunstancias históricas, como el hecho de que gran parte del secularismo que se impuso en Oriente Medio fue bastante nefasto y se introdujo como una idea extraña a su cultura.
"Hemos de tener en cuenta que muchos de nuestros gobiernos apoyaron regímenes" como el de Irán, en el que quitaban por la calle el velo a las mujeres, y que mientras la libertad es una cuestión clave en nuestro estilo de vida, muchos líderes de occidente negaban esa misma libertad para expresarse en los países de mayoría musulmana.
En su opinión, lo último que necesita el mundo es que el Reino Unido "sea grande, porque ya hizo bastante daño la ultima vez", y saber que el Dáesh o Estado Islámico no existiría si no hubiese habido una guerra liderada por Estados Unidos.
Armstrong también se ha mostrado partidaria de que las mujeres puedan lucir el velo en occidente, al igual que ella, en sus siete años de monja, iba con el hábito que, aunque era poco higiénico y adecuado para andar en metro, sí que evitaba que tuviese que pensar cómo debía llevar el pelo, la ropa o los zapatos.
"No quiero que las mujeres lleven nada que no quieran. Además la historia muestra que cuanto más se insiste en que se abandone una vestimenta o el velo, más lo va a poner la mujer como desafío", ha subrayado antes de asegurar que en Estados Unidos muchas mujeres optaron por esa vestimenta durante la guerra de Iraq para tomar distancia del Gobierno.
Para Armstrong, no cabe duda de que hay que dejar que las mujeres lleven el velo, porque "cuanto más se proteste contra él, con mayor tenacidad lo van a defender".
En cuanto al papel de la mujer en la iglesia católica, ha reconocido que no cree que viva los suficiente como para ver una mujer papa.
"Admiro al papa (Francisco), pero no se le da bien el tema de las mujeres, algo que va a ser muy difícil de cambiar", ha subrayado antes de señalar que el patriarcado ha imperado hasta ahora y que eso es difícil de modificar a pesar de que "el mundo ha cambiado mucho desde que era niña".