La librería Paradiso es uno de los focos culturales de Gijón desde los 80
Una intensa actividad cultural y un encanto que invita a perderse en sus estanterías
Poco podía imaginar José Luis Álvarez cómo le iba a cambiar la vida tras ver el cartel de 'Se Traspasa' en un establecimiento de la calle La Merced. Corría el año 1978.
La librería que había montado un año y medio antes en Cimadevilla no terminaba de arrancar. Buscaba una nueva ubicación. Lo que hasta entonces era el almacén de una empresa de tintorería, propiedad de un armenio al que todos llamaban 'Sapolín' por la marca de tinte que utilizaba, se terminaría convirtiendo en la librería Paradiso.
Lo cierto es que Paradiso no tardó en ser conocida. Con la llegada de los 80, y los nuevos aires de libertad, la librería se convierte en uno de los focos culturales de un Gijón inmerso en un periodo de profundos cambios.
Paradiso rezuma literatura por los cuatro costados, pero es también parada obligatoria para melómanos de todo tipo. Aún hoy sigue reservando un espacio para el vinilo, y ha sido y es, lugar de paso para los músicos más destacados de Gijón.
Pero más allá de su intensa actividad cultural, el éxito de Paradiso recae en el encanto de un lugar que invita a perderse en sus estanterías, una librería convertida en compañera inseparable de su dueño.
Gijón cuenta hoy con muchas librerías pero ninguna con el encanto de Paradiso, una librería con aspecto de librería que convirtió en realidad el sueño de José Luis.